“Nuestros líderes han pedido un “sacrificio compartido”. Pero cuando lo pidieron, a mí no me tocaron. Es más, le pregunté a mis amigos mega millonarios para enterarme del dolor por el que debían estar pasando. Ellos tampoco fueron tocados”.
“Mientras las clases baja y media pelean por nosotros en Afganistán, y mientras la mayoría de los estadounidenses lucha por llegar al final, nosotros, los mega ricos, seguimos experimentando un descanso tributario. Algunos de nosotros somos administradores de inversiones que ganamos billones de nuestras labores diarias, pero se nos permite clasificar nuestro ingreso como “intereses devengados”, por lo que nuestra tasa de impuesto llega al 15%. Por otra parte, el stock de acciones de otras personas, a futuro por sólo 10 minutos, sólo resultan gravadas un 15% al 60% de su ganancia, así como si hubieran sido inversionistas a largo plazo”.
“Estas y otras bendiciones nos llueven desde los legisladores en Washington, que se sienten comprometidos a protegernos, como si fuéramos especies en peligro de extinción. Es bueno tener amigos en los lugares indicados”.
“Lo que pagué el año pasado en impuestos -por mí o en nombre mío- fueron 6 millones 938 mil 744 dólares. Suena como si fuera mucho dinero. Pero lo que pagué sólo corresponde a un 17,4% de los ingresos que me pueden gravar -y eso es un porcentaje menor al que pagó cualquiera de las otras 20 personas en nuestra oficina. Sus cargas tributarias rondan entre un 33 a un 41%, por lo que promedian un 36%”.
“Si haces dinero con el dinero, como lo hacen algunos de mis amigos súper millonarios, tu porcentaje puede incluso ser inferior al mío. Pero si ganas dinero trabajando, tu porcentaje seguramente excederá el mío -probablemente por mucho”.
“Para entender por qué ocurre esto, necesitas examinar las fuentes de ingreso de nuestro gobierno. El año pasado, aproximadamente un 80% de estas ganancias vinieron de los impuestos a personas naturales y a la nómina de los salarios. Los mega ricos pagan por sus ingresos impuestos a una tasa del 15% en la mayoría de sus ganancias, pero pagan prácticamente nada en los impuestos a la nómina de salarios. La historia es distinta para la clase media. Comúnmente, ellos caen en la categoría de los que pagan entre el 15 y el 25% por sus ingresos, pero después les cobran unos tremendos impuestos a la nómina de salarios”.
“Allá en los ’80s y en los ’90s, las tasas para los ricos eran mucho más altas, y el porcentaje que se me gravaba era casi la mitad. De acuerdo a una teoría a la que de repente le presto atención, debería haberme negado a invertir a causa de las altas tasas en ganancias capitales y dividendos”.
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