Camaradas:
Nuestra Democracia Cristiana está más viva que nunca, así lo han demostrado ustedes que en esta elección donde cerca de 23 mil camaradas llegaron a sufragar este domingo. Nuestra lista ha obtenido una clara mayoría y asumimos la responsabilidad de unir al partido y de trabajar juntos por una mejor Democracia Cristiana
Agradezco a Mariano Fernández y a Leonel Sánchez el haber concretado una campaña sin descalificaciones personales, limpia y frontal. Y desde ya invitamos a toda su lista a trabajar de manera mancomunada por nuestro partido. Hemos realizado un proceso democrático ejemplar. Cuando la Democracia Cristiana gana, todos ganamos.
Les doy las gracias a todos, a los jóvenes que tienen fe y esperanza y a los mayores que han construido este partido y hoy añoran verlo con fuerza. Les prometo que descansaremos ni un día antes que recuperar el millón de votos que hemos perdido.
La Democracia Cristiana no necesita de salvadores ni depende de una sola persona, lo tenemos muy claro. El futuro de nuestro partido lo decidirá la entrega personal y comunitaria, al cien por ciento, de todos y cada uno de sus militantes.
Hemos asumido el mandato de las bases de renovar para crecer. Lo recibimos con responsabilidad y con humildad. Aquí hay espacio para los ideales no para el orgullo.
Nuestro Partido, cuyas raíces más profunda se encuentran en la comunidad, en la familia chilena, en la democracia y en el compromiso social y espiritual de nuestro pueblo, surgirá nuevamente con fuerza, como una voz que represente a los más débiles y, a su vez, los nuevos desafíos que nos presenta el siglo XXI; que como decía el camarada Tomic “sea un Partido defensor no de los satisfechos, sino la espada y escudo de los más pobres”. Esto sólo será una realidad en la medida que nuestro Partido sea capaz de reencontrarse con sus raíces más profundas, con todo el acervo doctrinario que nos dio vida y se plantee frente al país como lo que somos, portadores de un mensaje tan trascendente como comprometido con las necesidades de hoy y del futuro de Chile.
Esto que les señalo, es lo que humildemente, y no exentos de imperfecciones, hemos querido plasmar en nuestra propuesta y acción renovadora. Queremos volver a pararnos sobre la roca firme de nuestras ideas, tradición e historia, con la mirada puesta en las necesidades de nuestros hermanos, de nuestro país y del progreso de Chile. Aspiramos a que don Jaime Castillo, Bernardo Leighton, Eduardo Frei Montalva, Ignacio Palma, Narciso Irureta y tantos otros de nuestros fundadores, nos vean desde su nueva morada, con la mirada llena de orgullo y esperanza, porque fuimos capaces que el sol de nuestras juventudes volviera a brillar.
Hoy comienza un gran desafío para cada uno de nosotros, y queremos invitarlos a crear y crecer, soñar y trabajar. Los esperamos, las puertas del Partido estarán siempre abiertas para todos los humanistas cristianos y, especialmente, para todos los camaradas.
Ignacio Walker
Nuestra Democracia Cristiana está más viva que nunca, así lo han demostrado ustedes que en esta elección donde cerca de 23 mil camaradas llegaron a sufragar este domingo. Nuestra lista ha obtenido una clara mayoría y asumimos la responsabilidad de unir al partido y de trabajar juntos por una mejor Democracia Cristiana
Agradezco a Mariano Fernández y a Leonel Sánchez el haber concretado una campaña sin descalificaciones personales, limpia y frontal. Y desde ya invitamos a toda su lista a trabajar de manera mancomunada por nuestro partido. Hemos realizado un proceso democrático ejemplar. Cuando la Democracia Cristiana gana, todos ganamos.
Les doy las gracias a todos, a los jóvenes que tienen fe y esperanza y a los mayores que han construido este partido y hoy añoran verlo con fuerza. Les prometo que descansaremos ni un día antes que recuperar el millón de votos que hemos perdido.
La Democracia Cristiana no necesita de salvadores ni depende de una sola persona, lo tenemos muy claro. El futuro de nuestro partido lo decidirá la entrega personal y comunitaria, al cien por ciento, de todos y cada uno de sus militantes.
Hemos asumido el mandato de las bases de renovar para crecer. Lo recibimos con responsabilidad y con humildad. Aquí hay espacio para los ideales no para el orgullo.
Nuestro Partido, cuyas raíces más profunda se encuentran en la comunidad, en la familia chilena, en la democracia y en el compromiso social y espiritual de nuestro pueblo, surgirá nuevamente con fuerza, como una voz que represente a los más débiles y, a su vez, los nuevos desafíos que nos presenta el siglo XXI; que como decía el camarada Tomic “sea un Partido defensor no de los satisfechos, sino la espada y escudo de los más pobres”. Esto sólo será una realidad en la medida que nuestro Partido sea capaz de reencontrarse con sus raíces más profundas, con todo el acervo doctrinario que nos dio vida y se plantee frente al país como lo que somos, portadores de un mensaje tan trascendente como comprometido con las necesidades de hoy y del futuro de Chile.
Esto que les señalo, es lo que humildemente, y no exentos de imperfecciones, hemos querido plasmar en nuestra propuesta y acción renovadora. Queremos volver a pararnos sobre la roca firme de nuestras ideas, tradición e historia, con la mirada puesta en las necesidades de nuestros hermanos, de nuestro país y del progreso de Chile. Aspiramos a que don Jaime Castillo, Bernardo Leighton, Eduardo Frei Montalva, Ignacio Palma, Narciso Irureta y tantos otros de nuestros fundadores, nos vean desde su nueva morada, con la mirada llena de orgullo y esperanza, porque fuimos capaces que el sol de nuestras juventudes volviera a brillar.
Hoy comienza un gran desafío para cada uno de nosotros, y queremos invitarlos a crear y crecer, soñar y trabajar. Los esperamos, las puertas del Partido estarán siempre abiertas para todos los humanistas cristianos y, especialmente, para todos los camaradas.
Ignacio Walker
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